Seguridad Ocupacional en la Construcción


La seguridad y la salud en empresas constructoras


Construcciones que agrupan trabajadores con diferentes especialidades, riesgos variados según la etapa de la obra y poca estabilidad de las empresas, son características que impiden el desarrollo cabal de la salud y la seguridad en el sector de la construcción.
 
Organización, actividades y políticas de seguridad y salud en el trabajo en las empresas constructoras

Tener un programa de salud ocupacional escrito y funcionando es de obligado cumplimiento para todas las empresas del país. Sin embargo, la baja capacidad de vigilancia y control, por parte del Ministerio de Trabajo y su Dirección Técnica de Riesgos Profesionales hace que sólo algunas empresas del sector de la construcción lo tengan.
El contenido básico de un programa de salud ocupacional para cualquier empresa contempla la formulación de objetivos, el diagnóstico de las condiciones de seguridad en el trabajo, los programas de vigilancia y seguimiento de los factores de riesgo presentes, las medidas de saneamiento básico, las herramientas de intervención sobre las condiciones de trabajo, los programas de inducción y educación, y los sistemas de evaluación y seguimiento.

El sector de la construcción, por su alta especificidad, requiere un proceso de planeación ciudadoso.Sin embargo, no existen diferencias en el contenido de los programas de salud ocupacional frente a otros sectores.

Las empresas constructoras grandes han extendido el Programa de Salud Ocupacional a sus contratistas y subcontratistas, e incluso han hecho que el programa y la intención de trabajar en él se incluya en las licitaciones públicas y privadas.

Sólo un número muy limitado de las empresas constructoras del país cuenta con un programa cuyos componentes se describen a continuación.

En Colombia, para tener un diagnóstico de las situaciones de riesgo en las obras, según el tipo las mismas y sus fases, las empresas constructoras utilizan como herramienta el Panorama de factores de riesgo, que sirve para reconocer y diagnosticar los factores de riesgo presentes en la obra, definir acciones según la peligrosidad y consecuencias de los mismos, y tomar decisiones en el proceso de planeación de la obra. Incluye no sólo el diagnóstico, sino también una propuesta en la que se clasifican en orden de prioridad los factores de riesgo y se toman decisiones para su control.
Las actividades de un Programa de Salud Ocupacional incluyen las de Higiene y Seguridad, que buscan fundamentalmente la evaluación y control de los factores de riesgos que pueden conducir a un accidente de trabajo o enfermedad profesional. Dentro de estas actividades están las mediciones ambientales y el diseño de métodos de control orientados hacia el medio ambiente de trabajo; también la intervención en las personas a través de la capacitación, la modificación del comportamiento y el uso de equipos de protección personal.
La conformación de brigadas de emergencia y primeros auxilios también forma parte importante del Programa de Salud Ocupacional, que incluye planes de evacuación y atención de desastres. No todas las obras cuentan con una brigada de primeros auxilios, pues la reglamentación carece de especificidad para el sector, mientras debería ser obligatoria la conformación de una brigada de primeros auxilios por obra y no por empresa, con lo que se lograría una mayor cobertura.
Los exámenes médicos ocupacionales son un requisito exigido por la ley. Sólo las empresas constructoras que cuentan con departamentos de salud ocupacional realizan exámenes médicos ocupacionales, orientados hacia los factores de riesgo y los problemas de salud específicos del sector. Otras empresas simplemente cumplen con la disposición legal, mientras que los subcontratistas muy rara vez lo hacen.
La capacitación en el tema de la seguridad y salud en el trabajo debe estar presente desde el proceso de inducción o entrenamiento.

En las instalaciones de la obra, la empresa, por ley, debe dar a sus trabajadores dos horas semanales de capacitación, (aunque no necesariamente en riesgos profesionales). Esta norma ha impulsado la capacitación en seguridad y salud en el trabajo, especialmente en aquellas empresas en las cuales el departamento de salud ocupacional depende del área de desarrollo humano.

Los departamentos de salud ocupacional de las empresas constructoras por lo general dependen del área de recursos humanos (dirección de personal) o del área administrativa. Esto ha llevado a que el perfil de los jefes de salud ocupacional de las empresas constructoras en Colombia esté más orientado hacia el desarrollo social que hacia el desarrollo técnico.
Los departamentos de salud ocupacional funcionan dentro de las empresas, y los responsables programan actividades de capacitación e inspecciones de
seguridad en las diferentes obras.

Los departamentos, para su funcionamiento, cuentan con un presupuesto propio, el cual se distribuye para las actividades en las diferentes obras; sin embargo, dentro de cada una de éstas, por lo general no se incluye una partida presupuestal para el tema de la seguridad y salud en el trabajo.
Los jefes de salud ocupacional cuentan con la colaboración de tecnólogos en higiene y seguridad, que son personas con formación técnica general en prevención de riesgos ocupacionales, pero sin formación especializada en el sector de la construcción. Esta última la adquieren por medio de la experiencia. Su labor fundamental es realizar las labores de campo y, en colaboración con el personal médico y paramédico (propio o contratado), ejecutan los programas de seguimiento y control descritos.

Los Comités de Medicina, Higiene y Seguridad son una de las herramientas fundamentales para desarrollar la salud ocupacional en las empresas. En la práctica, sólo las grandes constructoras, que tienen una situación de estabilidad, mantienen en funcionamiento dichos comités.

El análisis estadístico de la accidentalidad permite disponer de una información ágil y oportuna. Con este fin, se utilizan las categorías analíticas ANSI Z 16,2. Las empresas deben llevar registros de diversos indicadores, como son el Índice de Frecuencia y Severidad y el Índice de Lesión Incapacitante (ILI) que combina la frecuencia y la gravedad del evento.

Al no tener estadísticas confiables, tampoco existen registros históricos de estos indicadores que permitan comparar unas empresas con otras, por lo que los puntos de referencia se toman de datos estadísticos de otros países.

En el futuro, está previsto que el resultado de estos indicadores de las empresas pueda ser utilizado por la Administradora de Riesgos Profesionales a la que una empresa está afiliada, como parámetro para la variación del monto de la cotización. Aquellas que tengan mejores resultados en sus indicadores de accidentalidad (entre otros) podrán modificar el aporte económico que hacen al sistema. Pero esto dependerá de una nueva reglamentación que deberá ser expedida por el Ministerio de Trabajo.

Muy pocas empresas llevan registros de sus accidentes de trabajo y, en muchas ocasiones, las ARP tienen en general mejores registros de accidentes que las propias empresas.
Reglamentación para contratistas, sobre las normas de higiene y seguridad que deben cumplirse

Las compañías constructoras exigen a sus contratistas y subcontratistas que cumplan con algunas normas básicas de higiene y seguridad, como son las normas de orden y limpieza, el uso de elementos de protección personal requeridos en la obra, la afiliación al Sistema de Seguridad Social, y la participación en un programa de instrucción básica.
Como se ha venido señalando, esto sólo se aplica en aquellas empresas constructoras o contratistas de obras de infraestructura grandes, en las cuales, dentro del proceso de licitación, se exigen algunos requisitos de salud ocupacional y saneamiento básico.

En el país existen 53 empresas de construcción con más de 250 trabajadores, y el total de trabajadores en ellas es de 30.000, aproximadamente. Se podría decir que, en el sector, sólo esta población (aproximadamente el 10% del total) se beneficia de programas de salud ocupacional. Algunas de estas empresas los hacen extensivos a sus contratistas y subcontratistas y tienen unas exigencias de contratación que consideran aspectos relativos a la protección de los trabajadores.
Equipo de protección personal

La entrega de equipo de protección personal normalmente es realizada por el coordinador o jefe de salud ocupacional y por el funcionario del almacén, o por quien haga sus veces.

En el procedimiento es normal que se exija al trabajador que firme una constancia de haber
recibido el equipo de protección personal e instrucciones sobre su uso. Algunas empresas exigen a sus contratistas y subcontratistas el uso de elementos de protección personal, mientras otras incluso los suministran gratuitamente, como parte de la promoción de la seguridad en la obra.
La siguiente tabla describe cuál es el equipo de protección personal suministrado regularmente al personal de obra, en una determinada empresa constructora.
En los últimos cuatro años, ha aumentado en el país la demanda de equipo de protección personal así como la exigencia por una alta calidad de los mismos. Esto ha llevado a que las compañías productoras locales mejoren los estándares de sus productos.

Son cada vez más frecuentes los casos en los que el tema de la seguridad y salud en el trabajo se incluye en la gestión de las obras. Los ingenieros residentes son las personas responsables del cumplimiento de las diferentes actividades y de las normas de seguridad y uso de implementos de protección personal.

El tema de la calidad y la certificación en ISO o cualquier otra norma de calidad ha impulsado una mejor organización en seguridad y salud en las obras, circunstancia que en un futuro muy cercano puede tener resultados positivos.

Encuesta sobre seguridad y salud en el trabajo 

Para dar una mayor información sobre el sector de la construcción, se aplicó una encuesta en las ciudades de Bogotá, Medellín y Cali, en la que se recogía la opinión de contratistas y subcontratistas sobre el tema. 

La encuesta buscaba obtener información sobre las condiciones de seguridad y salud en el trabajo en el sector de la construcción, gracias a los datos obtenidos en las obras. Las unidades de información fueron obras en curso, del tipo vivienda y edificaciones y obras civiles.


Se diseñó un cuestionario único, para ser aplicado en todas ellas. Se encuestó un total de 50 obras en Medellín, Cali y Bogotá.

La selección de ellas se realizó de manera aleatoria, con el objetivo de que en la muestra se incluyera edificación de vivienda (38) y obra civil (13).

El 71% de los encuestados fueron contratistas de obra, el 14% maestros de obra, y el resto residentes de obra o jefes de personal.
Los resultados mostraron que el 54% de las obras encuestadas contrata al personal de obreros en la modalidad de contrato por obra; el resto lo hace por contrato verbal o por servicios ocasionales.

Las empresas generalmente consiguen el personal a través de referidos o recomendados de contratistas; una de ellas acudía al SENA; otra, a una empresa de servicios temporales.

En relación con la afiliación a la seguridad social, el 84% afirma tener sus trabajadores afiliados al régimen de salud; el 52%, tenerlos afiliados al régimen de pensiones; y el 58%, al régimen de riesgos profesionales. Vale la pena resaltar que, para expedir la licencia de construcción, se requiere la afiliación a los tres sistemas de seguridad social (salud, pensiones y riesgos profesionales), pero, como esto sólo se hace en el momento de la intención de construir, el seguimiento para ver si se cumple o no con este requisito es muy pobre.

Al preguntar si la empresa cumple con los requerimientos de afiliación a la seguridad social, el 30% sostiene tener el requisito vigente, mientras que el 41% no lo tiene. En los casos positivos esto se debe a un requerimiento especial de la empresa constructora, que exige que los trabajadores estén afiliados al Sistema de Seguridad Social por lo
menos 24 horas antes de empezar a desarrollar las labores.

El 49% de las obras encuestadas sostiene tener programas de salud ocupacional; el 47%,
Comité Paritario de Salud Ocupacional; el 49%, Panorama de Factores de Riesgo; y el 49%, programa de capacitación inicial sobre riesgos relacionados con el sector de la construcción y uso de implementos de protección personal. La duración promedio de esta capacitación inicial es de 1 ½ horas. Las ARP han participado activamente en estos programas de capacitación.

En el 36% de las obras se ofrece, además del programa de capacitación inicial, capacitación básica sobre elementos de protección personal. El 49% de las obras encuestadas lleva registros de accidente de trabajo, y el 31% refiere llevar registros de enfermedad profesional; sin embargo, estos últimos no aparecen registrados en el sistema.
Al preguntar sobre la causa principal de accidentes de trabajo, el 53% de los encuestados señala las caídas; seguida de golpes, el 17,8%; y de pinchazos, el 15%; lo que coincide con los datos enunciados anteriormente. La percepción del riesgo de altura es muy grande, aun cuando no es la causa principal real de los accidentes; los golpes y pinchazos obedecen a problemas de orden y limpieza en las obras.
Vale la pena resaltar los comentarios de algunos encuestados que se refieren a la ausencia de afiliación al Sistema de Seguridad Social, al desconocimiento del sistema general de riesgos profesionales y de los derechos que tienen los trabajadores al estar afiliados al sistema, a la participación cada vez mayor del personal femenino en las labores finales de limpieza, y al proceso de búsqueda de obreros de la construcción en sitios específicos de la ciudad, donde se concentran en espera de alguien que los contrate. Este último parece ser un fenómeno que se presenta en todas las ciudades del país.
Existe muy poca conciencia sobre seguridad y salud en el trabajo en el sector de la construcción.
Nuevamente, sólo las empresas grandes organizadas cuentan con programas de salud ocupacional, y sólo ellas hacen extensivos sus programas a los contratistas y subcontratistas.

Aún se entiende la seguridad y salud en el trabajo como un requisito de ley, no como un medio para el mejoramiento de la calidad y la competitividad.

Conclusiones y recomendaciones

El diagnóstico de la situación de la salud y seguridad en el sector de la construcción no es nuevo. Desde hace varios años los documentos publicados y los estudios realizados han repetido muchas de las situaciones y condiciones descritas en este estudio. Incluso, se podría decir que el sector está sobrediagnosticado. Lo que falta es la voluntad política para trabajar en el tema, reforzar la vigilancia y el control, y lograr un liderazgo que permita implementar muchas de las medidas que ya se han propuesto.

En este estudio se han descrito los aspectos más relevantes de la situación de la salud y seguridad en el trabajo en el sector de la construcción en Colombia. Se han recogido experiencias de las diferentes empresas que realizan trabajos en el sector y de los distintos actores de como son el Sistema General de Riesgos Profesionales, las asociaciones, los empresarios y los trabajadores.

Por presentar el sector características especiales de crecimiento y contracción, y debido a la actividad que realiza, en la que participan diferentes grupos de trabajadores que de alguna manera se especializan en el trabajo, y asimismo a causa de la duración de las obras, las diferencias en los riesgos según las etapas de las mismas y la poca estabilidad de las empresas, la salud y seguridad no alcanzan en el país el grado de desarrollo deseado. 

Esto no se debe a una dificultad especial para reconocer los riesgos o condiciones de trabajo, ni a una ausencia de personal capacitado para abordar el tema de seguridad; por el contrario, parece ser que, salvo en algunas empresas bien conformadas, éste es un tema del cual nadie quisiera apropiarse.

El gobierno, con la problemática del desempleo y, en especial, con la situación económica que vive el país, tiene otras prioridades. El Ministerio de Trabajo, a través de la Dirección Técnica de Riesgos Profesionales, encargada de la vigilancia, el control y la dirección del sistema, ha destinado su esfuerzo y energía a madurar un sistema que apenas tiene cuatro
años. 

Aún existe una oportunidad grande, especialmente en lo que se refiere a los programas de vigilancia y control y al refuerzo al cumplimiento de la ley.

La importante cantidad de recursos, tanto técnicos como económicos, derivados de la atención de las ARP en el campo de la prevención de riesgos, ha tenido como resultado que tanto las empresas como el Estado, a través del Ministerio de Trabajo, hayan delegado algunas de las funciones y responsabilidades que les corresponden. Esto ha desviado en algunas ocasiones la intención principal del SGRP. 

Adicionalmente, los trabajadores, por las mismas condiciones de inestabilidad, no han ejercido mecanismos de presión suficientes para mejorar las condiciones de seguridad y aumentar la cobertura.
A pesar del auge de la seguridad y salud en el trabajo que se ha vivido en los últimos cuatro años a raíz de la reforma de la seguridad social, el país aún carece de especificidad sectorial en el campo de los riesgos profesionales. No existe especialización en el sector y no se ha promovido la creación de programas de formación específicos en seguridad y salud en el trabajo para el sector de la construcción. Y aun siendo éste uno de los sectores de mayor riesgo, no ha recibido un tratamiento especial en lo referente a la formulación de políticas, reglamentación, capacitación, vigilancia y seguimiento.
Una de las mayores limitaciones del SGRP en el sector de la construcción es el hecho de no dar cobertura a los trabajadores independientes, grupo muy importante en ese sector.

Otra limitación importante del SGRP para el sector, y que es compartida por todos los sectores, es el hecho de que a las empresas constructoras que se afilian al sistema se les aplica la tasa de cotización según sus características de riesgo, sin que todavía puedan variar el monto de la cotización de acuerdo con los resultados obtenidos de su gestión. Esto puede desestimular a la empresa para asumir la responsabilidad que le corresponde en la prevención.

De acuerdo con las estimaciones realizadas en el presente estudio, en las obras de construcción de Colombia se producirían no menos de 66.000 accidentes de trabajo al año, de los cuales 180 serían mortales. Estos datos demuestran la necesidad de abordar el tema de la seguridad y salud en el trabajo en todas sus dimensiones y por todos sus actores (gobierno, gremios, instituciones de formación, empresarios, administradoras de riesgos, y trabajadores), para así formular una propuesta común que tenga como objetivo disminuir los accidentes de trabajo y las enfermedades profesionales, y mejorar la calidad de vida de los trabajadores del sector de la construcción.

Las empresas, salvo aquellas con suficiente infraestructura y capital, no han destinado recursos suficientes para el tema de la salud y seguridad en el trabajo y se limitan al cumplimiento mínimo de algunas disposiciones legales.

Incluso las empresas que han destinado recursos y han realizado esfuerzos, ante la falta de vigilancia han delegado sus responsabilidades a las Administradoras de Riesgos Profesionales, con lo que, en alguna medida, se desvirtúa la razón de ser del sistema, como se ha expresado anteriormente en este estudio.

Finalmente, las asociaciones, la Camacol y el SENA han realizado algunos esfuerzos aislados, mientras que se requiere de un trabajo continuo, en el que estén definidos claramente los niveles de responsabilidad.

La internacionalización es un factor que beneficia al sector, no sólo en el campo económico, sino también en relación a la seguridad y salud en el trabajo. La globalización de la economía, la presencia de petróleo en el país y la posibilidad de desarrollos conjuntos en el campo de la construcción con empresas extranjeras hacen que las empresas constructoras locales tengan que competir en condiciones de calidad y de seguridad y salud en el trabajo.

Se ha detectado que cuando las empresas realizan contratos para firmas extranjeras tienen un mejor comportamiento en materia de seguridad y salud en el trabajo que cuando trabajan para clientes locales.

Esto, a pesar de que genera un doble estándar, está produciendo un cambio cultural y un aprendizaje local importante.

Cada vez con mayor frecuencia las licitaciones incluyen entre sus condiciones de evaluación el tema de la seguridad y salud en el trabajo y el del medio ambiente.

Las empresas locales, para poder competir en este mercado, han tenido que iniciar actividades en estos campos. Sin embargo, como hecho curioso, el motivo
principal para hacerlo es cumplir con unas disposiciones obligatorias en materia de seguridad.

El empresario todavía no ha logrado ver la salud y seguridad como variable de negocio. Por lo anterior, es primordial concienciar a los actores que se han mencionado (gobierno, empresarios, gremios, asociaciones y trabajadores), destinar recursos, y valorar desde lo económico y lo social el esfuerzo realizado en materia de seguridad y salud en el trabajo.

Es también necesario disponer de registros y estadísticas confiables, que permitan conocer la situación real del sector. Para ello se requiere crear un sistema de información que genere las variables necesarias para un correcto diagnóstico. Otra acción importante es la de capacitar a los trabajadores, mandos medios y empresarios en los temas que les competen y con el nivel de complejidad que se requiere, de acuerdo con el nivel jerárquico que corresponda.

El Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, a través de la Dirección Técnica de Riesgos Profesionales, debe continuar con el esfuerzo desplegado en el diseño de un sistema de información que permita que las Administradoras de Riesgos Profesionales le remitan los datos sobre las variables previamente definidas.
La capacitación podrá verse apoyada por las administradoras de Riegos Profesionales, gremios asociaciones. Los trabajadores deberán jugar un papel de liderazgo, en procura de mejorar sus condiciones de trabajo. Las empresas, a través de sus programas de salud ocupacional de empresa, que pueden ser exclusivos para una sola o pueden prestar servicios a un conjunto de ellas, deberán fortalecer las actividades de promoción y prevención.
La gestión de la seguridad y salud en el trabajo debería estar integrada a la gestión de la obra (en el presupuesto, en la planificación y en el seguimiento), y no ser una responsabilidad exclusiva del Jefe de Seguridad o del Jefe de Salud Ocupacional de la Empresa, o de la ARP.

La unidad de actuación en materia de seguridad y salud en el trabajo en la construcción es la obra y no la empresa, como se observa en otros sectores. Esto requiere de mayor especificidad no sólo en la acción, sino también en la reglamentación, en la oferta formativa, y en las actividades de promoción. De lo contrario, el sector de la construcción no podrá tener el desarrollo ni los resultados esperados frente a los accidentes de trabajo y las enfermedades profesionales.

Llama la atención en Colombia el gran énfasis que se hace en el ámbito de los programas de Salud Ocupacional de Empresa, y la muy poca labor de seguimiento y de control que se hace en el ámbito de la obra.

Con relación a los riesgos presentes en las obras, es importante resaltar que el sector de la construcción se está moviendo desde una labor artesanal a una labor industrial. La reingeniería en el sector, como lo manifestó el Ministro de Desarrollo, en entrevista concedida al diario La República en septiembre de 2000, requiere de la industrialización y estandarización.

Existen acuerdos entre el sector constructor y el industrial para la elaboración de productos de consumo masivo como son puertas, ventanas, marcos, techos, paredes, etc. Las nuevas técnicas para la elaboración de algunas etapas de obra han permitido un mayor control de los riesgos ocupacionales, así como una mejor instrucción sobre los mismos.
Como recomendación se sugiere el establecimiento de un grupo interdisciplinario de trabajo, que integre esfuerzos, retome las experiencias exitosas existentes en el medio y que han sido impulsadas por algunas grandes empresas constructoras, y a su vez sirva de apoyo al gobierno para lograr un verdadero desarrollo en este campo.
Es muy importante lograr demostrar a los diferentes actores como son el gobierno, la empresa privada, las asociaciones y los sindicatos, los beneficios económicos y sociales que brinda el tener condiciones óptimas de salud y seguridad en las obras. En situaciones de austeridad como la que estamos pasando en el país a raíz de la crisis económica, se torna aún más importante demostrar el beneficio también económico que se obtiene de trabajar en este campo.

El Gobierno, a través del SGRP, debería estructurar un plan orientado específicamente hacia el sector, disponiendo de los medios para lograr un adecuado desarrollo técnico, el cual podría obtenerse a través de la actualización de la reglamentación, la exigencia de que el tema sea abordado por expertos en la materia y en el sector, lo que daría pie a la necesidad de una nueva oferta formativa, la ampliación de la cobertura y la disponibilidad de un adecuado sistema de información que permita llevar la acción allá donde se requiere.


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